Estamos en época de pandemia, época de confinamientos y época, por tanto, de reuniones virtuales. La tecnología nos ha permitido poder trabajar en remoto desde nuestros hogares y poder mantener todas esas reuniones que realizábamos en persona a través de una pantalla, pero ¿no os ha pasado que al final de la jornada laboral estáis más cansados de lo que solías estar cuando no mantenías estas videollamadas?
Pues como para todo, ya tenemos un nombre para esto: Zoom Fatigue o Fatiga del Zoom. En realidad, aparte de Zoom, también están incluidas en este término tanto Teams, Skype o cualquier aplicación que uses para mantener las videollamadas.
Durante las últimas semanas, las menciones de «fatiga del Zoom» han aparecido cada vez más en las redes sociales, y desde que comenzó el confinamiento en marzo del 2020 las búsquedas en Google de “fatiga del Zoom” han aumentado de manera muy significativa.
Pero, ¿por qué las videollamadas nos agotan tanto? Hay algunas razones… En parte, se debe a que nos obligan a concentrarnos más intensamente en las conversaciones para absorber información. Cuando estamos sentados en una sala de conferencias, casi siempre podemos susurrar al compañero e intercambiar opiniones rápidas y aclaratorias con los que tenemos al lado. Sin embargo, durante una videollamada, es imposible hacer esto a menos que usemos la función de chat privado.
La «fatiga del Zoom» se deriva de cómo procesamos la información en vídeo. En una videollamada, la única forma de demostrar que estamos prestando atención es mirar a la cámara. Pero, en la vida real, ¿con qué frecuencia te paras a un metro de un compañero o de tu interlocutor y le miras fijamente a la cara? Probablemente nunca. Esto se debe a que, tener que mantener una “mirada constante” nos hace sentir incómodos y cansados. En persona, podemos usar nuestra visión periférica para mirar por la ventana o mirar a otros en la habitación. En una videollamada, debido a que todos estamos sentados en casas diferentes, si nos damos la vuelta para mirar por la ventana, nos preocupa que parezca que no estamos prestando atención. Sin mencionar que la mayoría de nosotros también estamos mirando una pequeña ventana de nosotros mismos, lo que nos hace hiperconscientes de cada arruga, expresión y cómo podría interpretarse. Sin los descansos visuales que necesitamos para reenfocarnos, nuestro cerebro se fatiga.
¿Cómo evitar la fatiga del zoom?
Los expertos nos dan una serie de recomendaciones:
1.- Evitar la multitarea
Seguro que hay veces que has aprovechado la videollamada para avanzar en otras cosas que nada tienen que ver con la reunión que está manteniendo. Pensamos que así vamos adelantando trabajo y hacemos más en menos tiempo, pero las investigaciones muestran que intentar hacer varias cosas a la vez reduce el rendimiento. Debido a que tenemos que apagar y encender ciertas partes de nuestro cerebro para diferentes tipos de trabajo, cambiar entre tareas puede costarnos hasta el 40 por ciento del tiempo productivo. Los investigadores de Stanford descubrieron que las personas que realizan múltiples tareas no pueden recordar cosas tan bien como sus compañeros más focalizados en una tarea en su momento.
La próxima vez que estemos en un chat de video, debemos cerrar cualquier pestaña o programa que pueda distraernos, por ejemplo, la bandeja de entrada del correo, Skype, teléfono y concentrémonos en la reunión. Sabemos que nos entrarán mensajes, pero seguro que podemos dar una mejor respuesta si nos centramos en ellos tras la videollamada.
2.- Realizar breves descansos
Hay veces que las llamadas o videollamadas pueden durar horas, por tanto, debemos realizar algún pequeño descanso del video minimizando la ventana, moviéndola detrás de las aplicaciones abiertas o simplemente apartando la vista de la pantalla por completo durante unos segundos de vez en cuando. Ahora todos estamos más acostumbrados a estar en video (y a los factores estresantes que vienen con el facetime ininterrumpido). No debemos empezar a hacer otra cosa, simplemente descansar la vista por un momento. Para los días en los que no podemos evitar las llamadas consecutivas, consideremos hacer reuniones de 25 o 50 minutos (en lugar de la media hora y la hora estándar) para tener suficiente tiempo para levantarnos y movernos un poco. Si estamos en una videollamada de una hora, podemos permitir que las personas apaguen sus cámaras durante partes de la llamada.
3.- Reducir los estímulos en pantalla
Las investigaciones muestran que cuando estamos en video, tendemos a pasar la mayor parte del tiempo mirando nuestra propia cara. Esto se puede evitar fácilmente ocultándonos de la vista. Aun así, las distracciones en pantalla van mucho más allá de nosotros mismos. No solo nos fijamos en nuestros interlocutores si no en los lugares donde están manteniendo la reunión (el salón de uno, el dormitorio de la hija de otro, las plantas que tiene aquél…así que, si estamos en una llamada con cinco personas, podemos sentirnos como si estuviéramos en cinco salas distintas a la vez. El cerebro tiene que procesar todos estos aspectos ambientales visuales. Por ello para combatir la fatiga mental, tendríamos que animar a las personas a usar fondos sencillos (por ejemplo, un póster de una escena de playa pacífica), quizá un logo de su empresa o acordar todos apagar a ratitos la cámara.
4.- Cambiar a llamadas telefónicas o correo electrónico
Nos hemos acostumbrado a programar reuniones con videollamada hasta para pequeñas cosas que con una simple llamada telefónica o un correo electrónico podemos solucionar. Así que intentemos minimizar el video para estos pequeños asuntos.
Algunos de estos consejos pueden ser difíciles de seguir al principio (especialmente el de resistir la tentación de navegar con pestañas durante tu próxima llamada de Zoom, Teams…). Pero seguir estos pasos puede ayudarnos a evitar sentirnos tan agotados al pensar en otro chat de video.
Haz que las videollamadas sean de calidad y algo más fáciles de gestionar para evitar la “fatiga del Zoom”.
