Las máquinas, ordenadores y las nuevas tecnologías ya han redefinido el mundo académico, el entretenimiento y las noticias. Y por supuesto han llegado al área de la gestión de personas en las organizaciones.
Por ejemplo: hace no muchos años las empresas tenían salas repletas de archivadores dedicados a almacenar información sobre los demandantes de empleo. Si una empresa necesitaba contratar a alguien, su departamento de recursos humanos o los responsables de selección buscaban el perfil idóneo entre toda la documentación curricular que había en los archivos, seleccionando cuidadosamente los candidatos que mejor se adaptasen a las necesidades de la empresa. Ese proceso no sólo consumía tiempo, sino que también era deficiente. El departamento de recursos humanos podía perderse entre tanto papel y no encontrar lo que realmente necesitaba.
Había que solucionar estos problemas pero… ¿cómo gestionar todos estos miles de datos? Pues con más tecnología…algo que han llamado Big Data.
El aumento de la utilización de los conjuntos de datos en recursos humanos ha cambiado la forma de gestionar los departamentos. ‘Big Data’ se refiere a grandes conjuntos de datos almacenados en ordenadores, así como cualquier software y prácticas de recursos humanos que ayudan a una clasificación a través de dichos datos.
Las compañías reúnen estos datos de una variedad de fuentes, incluyendo sitios web de redes sociales como Facebook y LinkedIn, currículums, aplicaciones de trabajo, tarjetas de visita, pruebas y juegos diseñados para evaluar las habilidades de los que buscan un empleo. Seguidamente, los datos se introducen en varios programas, que diferencian a los empleados en función de sus capacidades y experiencia.
Muchos creen que el surgimiento de Big Data reducirá la necesidad de que las personas trabajen en recursos humanos. Si un ordenador puede clasificar a través de aplicaciones y seleccionar empleados ideales por su cuenta, ¿por qué molestarse en contratar a alguien para evaluar a los empleados potenciales?
Pues bien, esta cantidad inmensa de datos, tienen que ser escaneados y clasificados, analizados e interpretados, y es aquí donde intervienen de nuevo los humanos. Los ordenadores pueden determinar cuántos solicitantes tienen MBA o cuántos tienen una media de 8,5, pero no pueden decir si un posible empleado es creativo, tiene visiones factibles para la empresa o interactuará productivamente con sus compañeros de trabajo. Eso es percepción nuestra, no de las máquinas, con lo que deberá haber una simbiosis entre ambas.
Cuando se combinan con una adecuada gestión de recursos humanos, las prácticas de contratación de Big Data generan empleados más felices y leales. Las empresas pueden esperar mejores relaciones laborales, y los trabajadores pueden esperar que los empleos sean más agradables y satisfactorios, ya que Big Data continúa incorporándose a la economía.
