Al parecer, y debido a la situación generada en el siglo XIX durante la revolución industrial en Occidente por la enorme tecnificación de los trabajos, los trabajadores sufrían interminables jornadas laborales en entornos insalubres y poco seguros, situación que generó un grado muy importante de malestar y desilusión.
Obviamente, del conocimiento de todos es que, si mejoramos las condiciones ambientales en los entornos de trabajo, los resultados también mejoran, y eso es lo que al parecer pasó como consecuencia del nacimiento de los incipientes Departamentos de Personal, que incidieron en los problemas más acuciantes de los trabajadores como por ejemplo eran la vivienda, la sanidad, la formación, el descanso o el ocio.
La cuestión es que desde esos incipientes Departamentos de Personal a los actuales Departamentos de Recursos humanos o Departamentos de Gestión de Personas o como queramos llamarlos, ha pasado más de un siglo, y en la mayor parte de este tiempo, sus responsables han gestionado personas con innumerables técnicas, pero siempre de forma cercana, es decir, en un mismo entorno de proximidad. Esta situación se ha producido de esta manera hasta más o menos principios del siglo XXI en que la tecnología nos ha aportado la capacidad de desarrollar tareas en remoto.
Pero, sin embargo, solamente hace unos años, y debido a circunstancias coyunturales como la pandemia, ha ocurrido una verdadera revolución del teletrabajo y el trabajo a distancia, hasta incluso llegando a regulárse en el decreto ley 28/2020, que, establece que las tareas deben ser llevadas a cabo por el empleado, a la distancia, es decir, fuera de las oficinas.
La realidad es que una gestión que se basa en la relación cercana y personal de un gestor y el trabajador, y que ha durado más de siglo y medio, en muy pocos años ha sufrido una autentica revolución, pasando del trabajo al teletrabajo y de las personas que lo desarrollan a las telepersonas.
Debido a esta celeridad tan brutal en el proceso, yo me pregunto:
¿Estamos preparados para gestionar Telepersonas de la misma manera que se gestionan personas?
En este ámbito de preparación, no me refiero a si tenemos nuevas técnicas de medición de objetivos, o evaluar competencias o el desempeño, sino más bien al racionamiento que se produce de la relación social presencial y en muchos casos, prescindir totalmente de la cercanía de la conversación en el pasillo, el café de media mañana o la reunión en torno a una mesa y una taza de café, sustituidos por telereuniones, con telecafés y fondos de pantalla.
¿Realmente estas cuestiones son prescindibles a la hora de gestionar personas?
Al parecer, la nueva situación trae beneficios para todos como la conciliación debido a la flexibilidad horaria, la elección del lugar donde se trabaja, ahorro de costes para el trabajador y la empresa…, Pero también, tenemos que tener en cuenta que ciertos beneficios para el trabajador como son los cheques comida, tarjeta transporte o, en algunos casos, hasta la guardería, con los que de alguna manera el trabajador percibía que su salario se incrementaba, en la situación actual deja de tener tanto atractivo como incentivo.
Tenemos que pensar que los cambios tan profundos necesitan de tiempo de reflexión, planificación, implementación y adaptación de todas las partes, y, sinceramente, creo que ninguna de estas fases está cerrada aún, y que queda un muy largo camino por recorrer para poder llegar a un modelo mucho más racional y acorde con la naturaleza humana.
