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Millenials es una actitud, no una edad

Leyendo un comentario que habían compartido en la red, me topé con este mensaje: MILLENIALS ES UNA ACTITUD, NO UNA EDAD… ¡Qué gran frase! Al parecer, un experto en recursos humanos había afirmado esto en una conferencia.

Desde hace casi dos años, en cualquier evento de Recursos Humanos, o de Tendencias de Futuro al que he tenido la posibilidad de asistir, acaban poniendo encima de la mesa cuestiones como, el cambio de la pirámide de edad, con los problemas que esto conlleva; la necesidad de formar a la gente joven en cosas para las que, en mi opinión, nuestro sistema educativo no está preparado, y que tendrían que estar incluidas a día de hoy en el sistema de estudios de la educación primaria; y la última cuestión, cómo no, el tan manido tema de la llegada de la generación de los Millenials.

Hasta hace muy poco, todo esto casi sonaba a película de ciencia ficción. A día de hoy, empieza a ser pasado puesto que ya está emergiendo la Generación Z, ¡en tan sólo dos años! Nos alertan de que muchos de los trabajos actuales tienden a desaparecer (en algún caso gracias a la aparición de los tan “temidos” robots), y al mismo tiempo no tenemos profesionales preparados para los trabajos que se empiezan a demandar.

Pero volviendo a los temas en cuestión, y con respecto al primer punto, poco podemos hacer. Que la población envejece es una realidad, por eso, las empresas deben empezar a estudiar soluciones, entre otras, para ese absentismo que generará el hecho de que un hijo tenga que llevar a su padre al médico (sí habéis leído bien, el hijo al padre), y cómo no, el aumento de achaques que ese trabajador senior, de 70 años de edad y que todavía no se puede jubilar, va a sufrir. Creo que, sólo podremos evitar esto, si se convierte en realidad ese objetivo de rejuvenecimiento con calidad del que tanto nos hablan últimamente. Habrá que verlo…

Con respecto al segundo punto, mi preocupación es mayúscula. Se habla de que estos años, con la crisis, hemos lanzado al mercado una “generación perdida”, ¡vaya fracaso de la sociedad!, pero además, como madre de estudiantes de primaria, me inquieta comprobar la lentitud del sistema, o ¿debería decir “congelación del sistema”?. Niños nativos digitales que sólo ven un robot porque sus padres les pagan esa extraescolar y… ¿el contenido de la misma?…

No sé si a vosotros os pasa, pero yo muchas veces pienso: El razonamiento: ¿dónde queda frente a la memorización? La creatividad: ¿por qué no se prima frente a la copia? ¿Están preparados los docentes actuales para motivar a los nuevos nativos digitales? Os aseguro que no tengo ni idea de cuáles serán las carreras que mi hija de 7 años podrá escoger cuando llegue el momento, de hecho, no creo ni que existan todavía, pero sí tengo claro que hoy ya tendrían que estar estudiando asignaturas cuyos contenidos ni se han creado ni tan siquiera se han desarrollado.

Y llegamos al último punto, que es el origen de mi reflexión hoy. Hemos vivido, y al menos desde mi punto de vista, seguimos viviendo, una dura crisis. Con ella, se han visto literalmente arrasados dos perfiles, uno sin duda el de los Millenials, pero otro, en igual medida o incluso diría que más drásticamente, el de los Senior o Baby Boomers.

Durante este tiempo, he podido comprobar e incluso ratificar cómo en el mundo de los Recursos Humanos se ha puesto toda la carne en el asador por los Millenials.

Este hecho en sí es muy positivo, de eso no hay duda, salvo por un “pequeño” detalle: la total desigualdad de condiciones en la que se han manejado los Millenials vs Baby Boomers. A los primeros se le ha encumbrado, priorizado y convertido en alumnos aventajados, cerrando literalmente las puertas a todos aquellos que, no siéndolo por edad, si hubieran podido serlo por actitud, formación y experiencia. Perdonadme, porque voy a usar uno de los términos más manidos en los últimos años, pero esta “discriminación positiva” a favor de los Millenials, viene envuelta con un celofán que dice que son más flexibles, más abiertos, más adaptables… Claro que lo son, pero… ¿todos los perfiles más senior no?

El portazo ha sido brutal. A mí alrededor encuentro personas que darían todo por trabajar, y que traen en su maleta esa seguridad que te da la experiencia contrastada- ¿qué sucede entonces?- sucede que sus perfiles nunca pasan del buzón. La puerta de reclutadores está tan cerrada que, ni por un resquicio se les permite llegar a contar lo flexibles, abiertos o adaptables que ya han sido hasta ahora (demostrable con hechos), y están dispuesto a seguir siendo. Tienen inquietudes, se siguen formando, y muchas ganas de aprender cosas nuevas, independientemente de su edad.

Recuerdo perfectamente una excelente jornada en la que se organizó, al finalizar, una mesa debate con varios directores de RRHH. El objetivo era que nos contaran sus experiencias personales en la contratación de estos perfiles: los Millenials. Ante tanta alabanza, uno de los anteriores ponentes, gran comunicador, gancho imprescindible para que aquella amplia sala estuviese repleta, y senior por supuesto, alzó su mano para intervenir y dijo: tras escucharos os pregunto – Vosotros, cuando recibís CV de personas de más de 40 años ¿qué hacéis? ¿Los llegáis a leer?-. El silencio de la mesa fue rotundo y al mismo tiempo, demoledor… e irónico, como él dijo: ¡me estáis descartando a mí y al 95% de esta sala!

Por todo esto, lanzo un voto a favor de esta magnífica frase: MILLENIALS ES UNA ACTITUD, NO UNA EDAD, y me encantaría pensar que hoy he puesto mi pequeño granito de arena para que todos aquellos que tienen capacidad de decisión sobre estos temas, entren a formar parte de mi club particular, ampliando el espectro en los procesos de selección para permitir que las oportunidades sean iguales.

Si tenemos en cuenta hacia dónde vamos, ese mundo cambiante en el que la frase “renovarse o morir” va a dejar de ser una mera frase para convertirse en ley de vida, defendiendo a capa y espada el enriquecimiento que genera la mezcla de perfiles, y creo que la estrategia del gano/ganas siempre aportará más beneficios personales y empresariales a medio y largo plazo.

No debemos olvidar, la motivación que hacia un nuevo equipo de trabajo puede inyectar esa persona tan capacitada, que hace tiempo que busca empleo con tesón, preocupado por sacar adelante todas esas responsabilidades que lleva en su mochila, y que no dejan de ser la muestra de su verdadera edad física, que no mental. ¿No enganchará ese trabajo con la misma o mayor energía, flexibilidad, apertura y preparación que un Millenial?.

Ahí dejo la pregunta…

Millenials es una actitud, no una edad

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