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¿Por qué estás desconectando del trabajo?

Llega el primer día de trabajo y Cecilia, la nueva empleada, está entusiasmada. Eso es lo más lógico y normal que se espera cuando hay una nueva incorporación en una compañía. Un par de meses después, los problemas que pudieran surgir al comienzo, cuando alguien nuevo se instala han desaparecido y ya Cecilia avanza a buen ritmo. Sus superiores están contentísimos con el nuevo fichaje y va todo viento en popa. Pero, en algún lugar del camino, las cosas comienzan a cambiar silenciosamente. La actitud de Cecilia ya no es la que tenía los primeros meses. Parece como si se marchitara y sus jefes sospechan que pudiera estar buscando otro puesto de trabajo en otra compañía.

Esto no es algo aislado. Como Cecilia hay muchísimas personas a las que ahora mismo les está ocurriendo exactamente lo mismo, y que no se sienten comprometidos en el trabajo, pues… ¿qué es lo que hace que Cecilia esté desconectando? ¿qué hace que un gran empleado se desconecte?

Podemos decir que para que un empleado se desconecte existen buenas y malas noticias.

Primero las malas. Es un problema realmente grande. Tan grande que algunos ya lo consideran el mayor desafío que enfrentan las empresas en la actualidad. Y es lógico porque esto tiene un impacto directo en la rotación, la productividad y la rentabilidad. Lo que nos lleva a las buenas noticias…

La buena noticia es que, dado que el compromiso de los empleados es un problema de alto riesgo para resolver, los expertos se han esforzado por comprender qué es lo que hace que un gran empleado se desvincule. Esto es lo que han descubierto: la compañía contrata al empleado con unas cualidades como positividad, profesionalismo, flexibilidad… La contratación es más que correcta, son buenos profesionales, pero en algún punto de la trayectoria laboral de estas nuevas incorporaciones aparece una desconexión que cada vez se hace más palpable. Es gradual. Pero, ¿cómo sucede? Se estima que estos son los factures que hacen que un gran empleado se desconecte:

1.- Los empleados no comparten sentido del compañerismo, fraternidad, solidaridad, complicidad, confianza…El empleado promedio pasa en torno a noventa mil horas en el trabajo a lo largo de su vida. Eso es aproximadamente un tercio de su vida. En una semana laboral promedio, también es más tiempo del que una persona pasa con su familia.

Una gran parte de lo que hace a un gran empleado son los empleados que lo rodean. Generalmente, las personas con fuertes vínculos de compañerismo son más felices, más creativas y tienen más éxito. Una gran parte de lo que hace grande a un empleado son los otros empleados que lo rodean y la calidad de las relaciones que comparten.

Cuando esas relaciones vitales se debilitan (o nunca se forman en primer lugar), se establece la desconexión. Sin conexión con las personas con las que trabaja, la responsabilidad disminuye. Los empleados sienten que están operando en solitario con objetivos que son solo suyos. El trabajo pierde sentido cuando no se comparte.

Los directivos no pueden obligar a los miembros de su equipo a convertirse en mejores amigos, pero pueden tomar medidas para apoyar relaciones laborales saludables. Esto sería una gran manera de empezar. Brindar a los miembros del equipo una manera fácil de conectarse los unos con los otros, mediante tecnología y acciones en los que disfrutar los unos de los otros.  Cuando los empleados ven que pertenecen a un equipo es mucho más probable que se mantengan comprometidos en el trabajo.

¿Por qué estás desconectando del trabajo?

2.- Los logros de los empleados no se reconocen

El problema comienza cuando el empleado está haciendo un trabajo increíble, pero no siente que su trabajo sea reconocido por sus compañeros y responsables. Hay que hablarlo y decirle en persona que está haciendo un magnífico trabajo.

Los empleados que se sienten apreciados tienen un 80 % más de probabilidades de estar motivados en el trabajo, lo que, por supuesto, conduce a un rendimiento superior. Por otro lado, los empleados que nunca son destacados progresan a ciegas, recurriendo a conjeturas sobre si su desempeño ha sido excelente o mediocre. Como era de esperar, un puesto en lugar de trabajo donde no hay reconocimiento está destinado al fracaso.

3.- No brindar autonomía

La autonomía laboral es la libertad que se le otorga al empleado para controlar determinados aspectos de su actividad profesional en la empresa. Esto puede hacer referencia a la flexibilidad de horarios, a la toma de decisiones sobre cómo ejecutar sus tareas, a las herramientas a utilizar o a la autogestión del tiempo.

Los empleados necesitan cierto grado de autonomía en torno a las tareas que asumen los diferentes miembros del equipo ayudará a garantizar que los empleados trabajen en proyectos que personalmente consideren significativos.

4.- El crecimiento de los empleados se siente paralizado

Si no tienes adónde ir, ¿por qué seguir adelante? La clave de lo que hace a un gran empleado es la posibilidad de mejorar continuamente.

Los empleados que sienten que sus carreras han llegado a un callejón sin salida (al menos mientras permanezcan en sus roles actuales) pronto se harán la pregunta ¿hacia dónde va mi trayectoria profesional en esta compañía? Eso es porque el cerebro es un órgano orientado hacia el futuro, constantemente tiene hambre de progreso. Cuando los empleados no anticipan avances significativos en su función actual, aprovecharán, obviamente, las oportunidades en otros lugares.

Para que esto no suceda debemos trabajar con los miembros del equipo y así garantizar que las tareas que realizan en apoyo de la empresa también contribuyan a su desarrollo personal. En el mejor de los casos, la relación entre el crecimiento de los empleados y el crecimiento de la empresa puede ser simbiótica.

Si apoyamos el crecimiento de los empleados haremos que desarrollen su potencial y superen sus límites. Este ciclo de evolución profesional promueve el compromiso y fortalece el talento integrado en su equipo actual. Una empresa cuyos empleados están comprometidos con ella es mucho más productiva.

Para terminar, si notamos que un empleado ha comenzado a desvincularse, no entremos en pánico, debemos actuar. Los empleados desconectados no son malos empleados. Por el contrario, casi siempre son buenos empleados desgastados por circunstancias que, por diversas razones, no conducen al éxito. Si las circunstancias precisas que impulsan la desconexión no están del todo claras, debemos de preguntarle directamente al empleado. Es posible que tampoco tengan la respuesta, pero al menos provocará una conversación sobre el problema. Juntos, pueden precisar lo que necesita cambiar.

Los grandes empleados no nacen, se construyen. Son el producto de una colaboración esforzada entre el empleado y sus responsables, y entornos de trabajo cuidadosamente diseñados que permiten el éxito y alimentan el compromiso.

¡Ayudemos a no desconectarnos!

¿Por qué estás desconectando del trabajo?

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