Es innegable reconocer que nos encontramos en la era de los cambios, las adaptaciones y las nuevas tecnologías, situación que conlleva de forma innata a incorporar nuevos conocimientos y metodologías de trabajo en las organizaciones.
Desde hace una década, y especialmente en el periodo más reciente, hemos podido constatar que el entorno es cambiante; cada vez son más las empresas que se deben enfrentar a los cambios generacionales y a una completa transformación digital, viéndose en la imperiosa necesidad de complementar sus plantillas con el llamado “talento joven”.
Cuando hablamos de talento joven, estamos hablando de personas que han nacido en un entorno digital, que cuentan con poca o nula experiencia laboral, capaces de impulsar las competencias digitales al resto de miembros de la organización; sus conocimientos teóricos son altos y suplen sus debilidades con un gran nivel de entusiasmo.
Como contrapartida, el talento senior es fundamental para las empresas, ya que está compuesto de personas con un gran conocimiento adquirido durante años, amplia experiencia en la gestión de la problemática diaria, así como una alta capacidad de toma de decisiones.
Son muchos los beneficios de conjugar el talento joven con el talento senior, si tuviésemos que enumerar algunas de sus principales ventajas podríamos resaltar:
- el enfoque ante un mismo problema puede originar diferentes vertientes dependiendo de cómo se mire e interprete, siendo muy posible que una mezcla entre la experiencia y la juventud facilite nuevos caminos y con ello amplie el abanico de soluciones.
- crear un ambiente de solidaridad y comprensión en el cual ambas generaciones sean conscientes de que las opiniones son valoradas y tenidas en cuenta, ayudando a la empresa a fomentar un buen ambiente laboral.
- el talento joven suele ir acompañado de altas expectativas, inquietudes y respuestas rápidas, lo que unido a un orden y una disciplina por parte de los más veteranos favorece el desarrollo de los equipos de trabajo.
- la transmisión de conocimientos de los más veteranos a los más jóvenes, respecto a la cultura de una compañía, permite a las empresas asegurarse una transición sin alteraciones
- los objetivos individuales perseguidos por cada grupo pueden ser perfectamente complementados con la visión del otro.
Ahora bien, mantener esta conjunción y de ahí poder obtener sus beneficios, depende en gran parte de la capacidad de la empresa para la gestión del talento, pues cada vez son más las organizaciones que desarrollan planes internos de retención de talento basados en los diferentes segmentos generacionales dentro de la compañía.
Cuando hacemos alusión a dicha gestión nos referimos a la capacidad que tiene una empresa para reclutar, fidelizar y desarrollar a las nuevas incorporaciones, así como retener y generar nuevos retos constantes a los perfiles más senior.
Mientras los más jóvenes buscan planes de carrera atractivos, priorizando la promoción interna y un entorno dinámico a la parte económica, el talento senior prioriza medidas como la conciliación familiar, el impulso digital o el reconocimiento interno a una carrera profesional.
Por tanto, podemos deducir que si una empresa es capaz de dotar a sus trabajadores de dichas herramientas para la obtención de sus objetivos individuales, será más que probable que obtenga en un corto plazo un beneficio multiplicado por dos: talento joven por talento senior.
