Traspasar el ADN y el conocimiento

Traspasar el ADN y el conocimiento

‘Quien pierde el origen pierde identidad’

Cuántas veces hemos oído hablar de “aman los colores de la camiseta”, “conocen el Club por dentro”, “mantienen la esencia del juego” etc…

Son valores que se acostumbran a dar en aquellos deportistas que desde niños, han pertenecido a un mismo Club, en cualquier tipo de deporte.

Acostumbran a ser jóvenes, comprometidos, líderes y respetados por sus compañeros. Hablamos de los deportistas de élite de la “Cantera”

Por ejemplo:

“La Quinta del Buitre” en el Real Madrid
“La Quinta del Buitre” en el Real Madrid
“Guardiola, Messi, Iniesta, Piqué, Xavi” en el F.C. Barcelona
“Guardiola, Messi, Iniesta, Piqué, Xavi” en el F.C. Barcelona

Y sólo por poner ejemplos de los dos principales clubs de fútbol de España que lo han ganado todo en sus equipos y en la selección de su país.

Son inversiones importantes en formación profesional pero también en formación personal. Estas inversiones tienen un retorno a medio/largo plazo y sólo en muy contadas ocasiones y sin una razón muy científica, coinciden en una misma promoción varios de ellos.

Es en estos casos cuando se valora la importancia de las políticas a largo plazo de formación y promoción interna.

Pero ¿Qué ocurre cuando estos líderes van desapareciendo?

Dependerá de las políticas en las que crean los directivos de los Clubs.

¿Pagar por comprar jugadores y abandonar la política de invertir en formación?

100 mill € al Barça
94 mill € al R. Madrid

¿Mantener la política y esperar a que la suerte sea favorable y salgan nuevos cracs?

Pero… es suerte o es fruto de una política meditada, demostrada en distintas generaciones y fruto de un análisis exhaustivo de la ecuación coste/beneficio.

¿Es posible aplicar esta política a las empresas?, ¿es rentable aplicar la política de disponer siempre de un vivero de especialistas?, formados por la empresa interesada y por formadores con ADN de la empresa.

Tal vez en épocas de expansión, donde la contratación es excepcional, los resultados positivos y la facturación creciente podríamos convencer a los miembros de los Consejos de Administración sobre la conveniencia de invertir en talento interno.

Encontrar, formar y mantener a los nuevos cracs que van a sustituir a los actuales, cuyo ADN ya forma parte de nuestra empresa.

¿Podríamos incluirlo como una de nuestras “Misiones”/”Valores”?